La meditación: Un ejemplo de magia homeopática en respuesta a la medicina científica

INTRODUCCIÓN

La medicina actual se caracteriza por ser sumamente científica, vivimos en una época donde el positivismo científico aún es un discurso de mucho valor y credibilidad. De manera que, este tipo de aplicación de la medicina es aún bastante reconocido y legitimado en la cultura occidental. Los sistemas de salud pública de cada país se fundamentan en la medicina científica, se reconoce como poseedor del saber sobre las enfermedades a la figura del médico, cuya bata blanca lo dota de una investidura de autoridad.

Aunque lo anterior suena bastante cierto y  vigente, también es claro que ha habido críticos y detractores hacia los sistemas de salud, los médicos y su saber científico. Sobre todo por hechos comprobados en los que han cometido errores de diagnóstico, o porque los resultados de sus investigaciones no son estáticos, es decir, no aplican de la misma manera para todos los pacientes. Esto ha hecho que se cuestione el método científico como tal, que es mediante el cual se realizan las investigaciones sobre salud, y por ende los resultados que de ellos derivan.

Por otra parte, hay un fenómeno cultural de un marcado regreso hacia lo orgánico y natural, que implica un rechazo hacia lo artificial. Por ejemplo, muchas personas prefieren tratar sus enfermedades y padecimientos con tratamientos naturales o alternativos en lugar de los medicamentos, ya que estos casi siempre traen efectos secundarios o daños en otros órganos y sistemas del cuerpo que originalmente estaban en buen estado.

Para muchos, esto es señal de que los medicamentos no son buenos y por el contrario son sustancias tóxicas para el cuerpo. Además hay quienes cuestionan la necesidad de medicamentos, ya que en épocas anteriores no existían y se encontraban otras alternativas curativas que funcionaban. Sin embargo, algunos debaten esta última idea argumentando que la esperanza de vida en siglos anteriores era mucho menor que ahora, y que gracias a los avances científicos y médicos, se ha logrado alargar esa esperanza de vida y curar enfermedades que antes se consideraron mortales.

Lo cierto es que en medio de este debate y constantes diferencias, ha destacado un grupo importante de personas, tanto de la comunidad médica como fuera de ella, que vuelven su mirada hacia la medicina tradicional y natural (MTN) y enfoques alternativos que buscan también el tratamiento y curación de enfermedades.

Concretamente, nos interesa en este ensayo analizar el fenómeno de auge en la práctica de la meditación como un medio para mejorar habilidades mentales, emocionales, pero sobre todo, como una opción diferente y natural para tratar padecimientos físicos. Al parecer, estos pacientes han preferido trabajar con la meditación y sus beneficios como una respuesta social de rechazo a la medicina científica. Es una negación a someterse a un tratamiento en el que ya no tienen credibilidad. También hay quienes la practican de forma complementaria a sus tratamientos con medicinas y asesoría médica.

Comentaremos la relación de esta práctica con el concepto de magia homeopática que nos expone Fraizer en La Rama Dorada en el que se desarrolla una acción o ritual para obtener resultados, principalmente curativos, o sobre la salud. Se considera que la meditación es un ejemplo de aplicación de esta dinámica o lógica de la magia homeopática, en un contexto actual. Se explicará también el papel del mantra dentro de este ritual o ejercicio, que es una manifestación verbal de un conjunto de sílabas con cierto significado que se pronuncian para obtener beneficios específicos, es decir, tiene una especie de poder performativo.

Finalmente, se evaluará la permanencia de la meditación en la época actual y cómo podría considerarse o no una respuesta social de rechazo o en contraposición a la medicina científica. También se explicarán algunos puntos de encuentro entre ambas opciones, ya que no son del todo adversativas sino que pueden compartir algunas características o inclusive complementarse.

 

El desencanto por la medicina científica 

Para llegar a entender la meditación como una posible respuesta social ante la medicina científica, es necesario comprender qué hechos, situaciones o factores culturales han motivado que la ciencia médica haya perdido credibilidad o haya dejado de ser la opción primera y legítima de consulta ante una enfermedad.

Si se analiza desde el interior de la misma comunidad médica, algunos profesionales han identificado una necesidad de replantear la forma en la que se realizan las investigaciones médicas, ya que consideran que debe ser más interdisciplinaria (Barranco Pedraza & Batista Hernández, 2013, pág. 713), es decir, incluir otras opciones que también tratan los padecimientos físicos que no necesariamente son científicos. Esto ha generado diferencias entre colegas, ya que algunos, un poco menos flexibles, no están dispuestos a considerar las opciones de medicina tradicional y natural en el tratamiento de sus pacientes.

En cuanto al tema de las investigaciones científicas, un factor que ha determinado la pérdida de credibilidad en la medicina científica es  que en ocasiones se desconoce el mecanismo de acción que sustenta las técnicas que utiliza la medicina. Es decir, no está totalmente claro cuál es la forma unívoca de proceder en ciertos casos:

“un hecho aunque no esté científicamente demostrado, no implica que sea necesariamente incierto ni que haya que desestimarlo. A veces la ciencia no ha estado preparada para conocer ni demostrar, bien por carecer de los conocimientos de obligada procedencia o del método adecuado, o por no contar con los instrumentos indispensables” (Barranco Pedraza & Batista Hernández, 2013, pág. 717).

Sin embargo, no todo es culpa de la ciencia y la medicina, en ocasiones el mismo desconocimiento de  los pacientes los hace desesperarse y no permite comprender algunas situaciones. Por ejemplo, si una persona sufre de una infección viral no existe un antibiótico que erradique la infección, ya que los virus tienen un ciclo de vida en el que, sin necesidad de un antibiótico, emigrarán a otros organismos y acabará su ciclo en el cuerpo del paciente. Además el sistema inmunológico humano posee mecanismos de autorregulación que le permiten recuperarse por sí mismo de este tipo de  enfermedades.

A diferencia de las infecciones bacterianas, que sí requieren el suministro de antibióticos para atacar esa bacteria. Si un paciente no comprende esa diferencia y el médico intenta explicarle que no hay cura para un infección viral más que dejar que pase el ciclo del virus y tal vez tomar algunos medicamentos que mejore las molestias sintomatológicas, el paciente podría  enojarse y considerar que la medicina no sirve para nada porque no ha encontrado una cura a los virus.

No toda enfermedad es tratada con medicamentos, algunas pasan por ciclos que se pueden autorregular en el cuerpo. Pero se tiene la creencia de que el médico siempre debe emitir una receta con una lista de medicamentos y estos harán el trabajo de la curación. Por el contrario, hay quienes no les agrada consumir tantas sustancias químicas y sienten que solamente las ingieren de forma desmedida sin lograr resultados realmente efectivos y definitivos. Por eso, la experiencia de cada paciente de acuerdo con sus consideraciones sobre lo que siente y cree tener y lo que su médico le indique son muy importantes para entender su posición de preferencia o rechazo hacia la medicina científica.

Otro aspecto cultural que explica el distanciamiento hacia la medicina convencional, es que muchos pacientes se sienten incomprendidos. Es constante escuchar quejas sobre una atención médica en la que el doctor solamente hizo una serie de preguntas de rutina, examinó brevemente y determinó qué enfermedad se padecía y emite una receta. Pero el paciente realmente desea exponer más cómo se siente, desde cuándo comenzó con los síntomas, qué factores emocionales o físicos relaciona a su padecimiento, entre otros.

El gran problema es que se ha deshumanizado la medicina, “la medicina “científica” ha perdido en gran medida la conexión con la forma de pensar de los pacientes. Es más, no le interesa porque no entra dentro de sus paradigmas “científicos”. Se basa en gran medida en la experiencia de los megaensayos en los que se pierde la identidad de la persona concreta” (Avelino de la Pienda & Pachón Rebollo, 1999, pág. 149). Este justamente es un punto que pondremos en comparación con respecto a la medicina tradicional y natural, y específicamente con la meditación.

Existen otras situaciones que han demostrado la insuficiencia de la medicina científica y su aplicación en los sistemas de salud pública. La medicina ha funcionado para dar tratamientos más eficaces a enfermedades crónicas y que anteriormente fueron mortales, pero no ha podido lograr la prevención de padecimientos como el cáncer, la diabetes, la hipertensión, entre otros. Lo ideal es que se logre reducir el número de personas que sufren estas enfermedades y así los sistemas de salud social no sean explotados económicamente resolviendo los padecimientos crónicos que son cada vez más numerosos sin lograr prevenirlos.

Esta visión de la prevención ha estado prácticamente ausente en la medicina científica, ya que se enfoca en el estudio de la enfermedad, cómo contra atacarla y comprenderla biológicamente, y no en el estudio del paciente como toda una integridad: los motivos o factores que llevaron a su enfermedad y la corrección de esos patrones y hábitos. Así, “queda claro que la visión meramente biologista de la salud y la enfermedad, dominante en nuestra medicina moderna, resulta a todas luces incompleta y reduccionista” (Avelino de la Pienda & Pachón Rebollo, 1999, pág. 148). En el texto de Avelino y Pachón, citan textualmente a Ackerknecht al afirmar que “Estamos habituados a considerar la enfermedad como un fenómeno puramente biológico y a la medicina como una especie de reacción refleja hacia ella” (E.H. Ackerknecht, 1985, pág. 21). Es decir, se busca resolver solamente el padecimiento como tal, pero no el entorno cultural y físico que influye también en la aparición de enfermedades, el tipo y la frecuencia. Por tanto, la investigación médica debe ampliar esas dimensiones y hacer de la medicina preventiva algo prioritario y necesario (Avelino de la Pienda & Pachón Rebollo, 1999, pág. 147).

 

La meditación y su auge en la sociedad occidental positivista

Al partir del hecho de que  la medicina científica ha  perdido credibilidad, se considera que la legitimidad de este saber puede estar en crisis, o sin ser tan extremos, comenzando a sufrir de un proceso de desprestigio en algunos sectores sociales. En contraste a eso, otras prácticas alternativas para curar enfermedades, como la meditación, han adquirido mayor fuerza y auge. Son cada vez más las personas que consideran seriamente esta opción como una forma eficaz y menos invasiva de tratar sus padecimientos, y la llevan a la práctica.

Meditación

Como parte de la meditación, los mantras que se repiten en este ejercicio mental, y a veces también físico, constituyen fórmulas que con su constante pronunciación lograrán conseguir efectos positivos y beneficios en la salud de las personas, ya sea mental o corporal. De esta manera, la sociedad occidental que se caracteriza por ser altamente positivista y que basa la veracidad de los hechos en su comprobación científica, está retomando pensamientos o lógicas ancestrales. Esto se puede demostrar al relacionar el concepto de magia homeopática que utiliza Frazer en La Rama Dorada (1944) con la práctica de la meditación en la cultura occidental.

Si se estudia desde un punto de vista cultural este paso de la medicina científica a la tradicional, específicamente en el caso de la meditación, podremos considerar que es un fenómeno cultural en el que las carencias de un sistema, ha llevado a considerar nuevamente como veraces otras posibilidades de conocimiento e inclusive aplicarlas para solucionar sus problemas de salud.

Por tanto, este ensayo se propone interpretar la meditación como un ejemplo actual de magia homeopática ante la medicina científica a fin de comprender la respuesta social que quieren transmitir aquellos individuos que se inclinan por esta práctica. Para esto, se diagnosticarán las principales diferencias y similitudes entre la medicina científica y la meditación en cuanto a sus beneficios, métodos curativos y entendimiento de la enfermedad y la salud, con el propósito de entender la percepción de los pacientes, en un sentido antropológico, sobre la mejor opción para tratar su enfermedad.

Además, se relacionará el concepto de magia homeopática de Frazer aplicado a la práctica actual y occidentalizada de la meditación para explicar el alcance de las prácticas rituales en la actualidad a pesar de ser una sociedad basada en la veracidad científica. Por último, se evaluará la permanencia de la meditación como práctica ritual que se corresponde con la idea de magia homeopática a fin de establecer una relación entre el auge esta y la situación de rechazo hacia la medicina científica.

 

La medicina científica en relación con la medicina tradicional y natural

Al diseñar esta investigación se pensó en la medicina científica y la tradicional natural como dos polaridades totalmente aparte. Efectivamente difieren en muchos aspectos, pero también tienen algunos puntos de encuentro e inclusive pueden verse como complementarias. Se entiende como medicina tradicional y natural, según la Organización de las Naciones Unidas:

“la suma de total de conocimientos, habilidades y prácticas basados en teorías, creencias y experiencias oriundos de las diferentes culturas, sean o no explicables, y usados en el mantenimiento de la salud, así como en la prevención, diagnosis o tratamiento de las enfermedades físicas o mentales” (Barranco Pedraza & Batista Hernández, 2013, págs. 714-715).

Para efectos de este apartado haremos una comparación de la medicina científica en relación con la medicina tradicional y natural que es un concepto, como ya vimos, bastante más amplio que el de meditación, esta se deriva de ese gran término más abarcador en cuanto a los fundamentos teóricos y culturales que nos interesa evaluar.

En cuanto a la consideración que se ha tenido de ambas corrientes en las  últimas décadas, es claro que la medicina científica ha gozado de mayor legitimidad, tiene un posición privilegiada y poco a poco deja de lado las otras prácticas, las margina y quedan excluidas de ese saber médico (Gracia, s.f., pág. 48). Por esto, podemos encontrar diferentes nombres o aporte lingüísticos a un mismo diagnóstico o concepto desde la medicina científica y la tradicional y natural.

Los médicos usan nombres que están documentados en sus investigaciones para llamar a las enfermedades. Por ejemplo, lo que tradicionalmente podría considerarse una “pega” en la tradición popular costarricense, los médicos lo llamarán infección gastrointestinal. Inclusive sucede que se resta validez a esta noción popular y le aclaran a los pacientes que “pega” es solamente una “forma de decirlo”, lo que reduce a la “medicina tradicional y natural a una simple interpretación metafórica y deficiente de la realidad” (Gracia, s.f., pág. 49). Un ejemplo más aplicable al budismo podría ser cuando alguien acude a la meditación porque con mucha facilidad siente que se altera, se acelera su respiración y pierde el dominio sobre lo que piensa y siente. Un budista consideraría que hay emociones perturbadoras que debe reconocer y saber dominar para mejorar su salud, un médico lo reduciría a un trastorno de ansiedad.

En cuanto al punto de vista  con que se aborda una enfermedad también hay diferencias importantes. En la medicina científica, la mirada clínica basa su certeza en probabilidades, por lo tanto cada vez se estudia menos al individuo y más al hecho patológico, como Grace (s.f, pág. 50) cita a Foucault “la certeza médica no se constituye a partir de la individualidad completamente observada, sino de una multiplicidad enteramente recorrida de hechos individuales”. Es común ver estudios científicos que basan sus teorías en las probabilidades y porcentajes, e indican que equis porcentaje de pacientes analizados presentaron mejorías, otro porcentaje tuvo efectos secundarios. Se mide la efectividad de un medicamento y los síntomas de una enfermedad en el porcentaje de coincidencia con los resultados de un estudio. Es decir, se ve la enfermedad como un hecho en sí, y se agrupa y califica de acuerdo a la cantidad de repeticiones de patrones y regularidades que se identifican.

En cambio, en la medicina natural y tradicional, para comprender una enfermedad es necesario conocer el entorno del paciente, lo que siente y cómo lo experimenta. Hay mayor claridad de que el ser humano no existe como un individuo puramente biológico, sino que siempre está vinculado con la cultura, y esta a su vez se encarna a cada persona de manera diferente (Avelino de la Pienda & Pachón Rebollo, 1999, pág. 147).

La noción del cuerpo humano es también bastante distinta: en la medicina científica hay una concepción individualista del cuerpo, en la que se deja de lado el entorno, como se explicó anteriormente. Por otra parte, en la tradición ancestral se habla del cuerpo cósmico, como una entidad que está en constante intercambio de materia  con otros cuerpos y el medio que lo rodea. Muy relacionado, de hecho, a la idea de reencarnación que se presenta en el budismo.

“En ese sentido, se puede hablar con todo rigor de la reencarnación de la materia en los seres vivos y en los seres humanos. La materia se hace carne una y mil veces. En cada uno de nosotros toma nombre propio, se personaliza. Y cuando una materia se va de nosotros, se desencarna, pierde ese nombre y retorna de nuevo al anonimato. Pero el proceso sigue” (Avelino de la Pienda & Pachón Rebollo, 1999, págs. 144-145).

Por tanto, esta idea del cuerpo cósmico, está naturalmente más ligada a la ecología y comprende mejor la relación armoniosa que se debe llevar con el medio ambiente. Sobre este punto volveremos cuando se expliquen los posibles motivos que llevan a preferir la meditación ante la medicina científica.

A este punto, es necesario sintetizar los razonamientos anteriores en la afirmación de que según la noción que se tenga de la salud, la enfermedad, la misión del médico están en función de la concepción que se tenga del ser humano, tanto de su ámbito cultural como físico. De esta manera, si en una sociedad primitiva su método para combatir las enfermedades se basa en sus creencias religiosas, mágicas  o naturalistas, de igual manera podemos practicar la misma analogía para la medicina científica. “El modo de entender la salud y la enfermedad, forma parte del todo de la cultura. Solo desde ella misma pueden ser adecuadamente comprendidos y tratados” (Avelino de la Pienda & Pachón Rebollo, 1999, págs. 148-149).

Un elemento fundamental a comparar entre ambos ámbitos del saber curativo es la actitud del enfermo ante su enfermedad y el tratamiento. Si es tratado desde la medicina científica, los métodos serán un poco más invasivos, como al ingerir una pastilla en la que un elemento externo ingresa al organismo. Aún más evidente en las cirugías, en las que hay una manipulación de la integridad física del paciente por parte del médico. Regularmente, la gente no se siente cómoda en estas situaciones, y es frecuente escuchar la expresión de que “en un hospital uno no vale nada”.

Por otra parte, los métodos de la medicina tradicional y natural son no invasivos, y no violan la privacidad física del paciente. Los tratamientos se realizan en un ambiente de comodidad, relajación y en un espacio ameno. Por ejemplo, en la meditación, la persona toma una posición que le ayuda a mantener el equilibrio y lo mantenga cómodo, se predispone al enfermo a una actitud receptiva, de tranquilidad y confianza. En este caso, podríamos hablar de una medicina espiritual que, según Douglas (1998, pág. 42) citado por Gracia (s.f., pág. 66) “en la medida en que utiliza una gama de simbolismos que van más allá de lo clínico e incluyen a la persona total en la totalidad del universo”.

Aún con todas las diferencias mencionadas, también ha habido puntos de encuentro, o más bien de complementación, entre la medicina científica y la tradicional natural. Al haber hecho la comparación en los términos anteriores no se busca colocar una sobre la otra, sino caracterizarlas. Algunos profesionales de la medicina científica han sabido comprender bastante bien esto y han valorado las terapias alternativas como una opción recomendable para sus pacientes. Probablemente, por un tema de prestigio, la mayoría ha referido a sus pacientes otras prácticas como la meditación, como una medida coadyuvante, pero no sustitutiva del tratamiento médico. Inclusive se registran casos en los que los pacientes cuentan con un doble diagnóstico, uno de un médico científico y el otro de un médico tradicional o naturalista; y a su vez reciben doble tratamiento. (Gracia, s.f., pág. 76)

Un hallazgo importante de esta investigación fue encontrar que en los sistemas de salud pública de algunos países como Cuba, ya se incluyen terapias alternativas en las políticas socioeconómicas y de salud. En algunos casos esto se ha hecho para contrarrestar la carencia de medicamentos y no saturar tanto los centros de salud pública. Pero es sumamente valioso que se incluyan estas opciones en un marco de legalidad y legitimidad  institucional de salud.

Finalmente, hay que comprender que medicina científica y tradicional no son términos antagónicos, sino que son dos enfoque necesarios para una atención integral del paciente (Barranco Pedraza & Batista Hernández, 2013, pág. 713). Justamente esa es la idea que ha tomado fuerza con respecto a la relación de ambos espacios del conocimiento, que deben integrarse y no verse como opuestos, y fomentar una interdisciplinareidad que no coloque a uno sobre otro, sino como complementarios.

 

La meditación y la magia homeopática

                La meditación es una práctica que llega a occidente a través del budismo. En este lado del planeta se realiza tanto de forma religiosa, como laica, es decir sin fines religiosos ni espirituales sino solo al nivel de la mente y la salud física y mental. Según cada escuela budista las  meditaciones pueden variar. También hay distintos tipos de meditación de acuerdo con el nivel de acercamiento a la iluminación o el avance que se tenga en la práctica misma de la meditación.Logo budismo del diamante

En este caso, comentaremos la meditación practicada en Costa Rica en la Escuela del Camino del Diamante que constituye un tipo de budismo laico. Por un tema de respeto no se podrán compartir detalles de algunas enseñanzas que, a menos que se realice un ritual de refugio en el Buda y en la sangha (comunidad budista), es preferible no revelar. No obstante, para efectos de este ensayo nos interesa describir el ritual propiamente de la meditación más básica de esta escuela y relacionarlo con el concepto de magia homeopática.

La meditación básica del Camino del Diamante se denomina Meditación en el Decimosexto Karmapa. Los karmapas son una especie de líderes y guías en la práctica de la meditación y de las enseñanzas. Los participantes deben sentarse con las piernas cruzadas en el suelo o sobre cojines que les ayuden a mantenerse erguidos y cerrar sus ojos. Una persona lidera la meditación y va repitiendo algunas ideas centrales. Primero se invita a los participantes a enfocarse en el aire que fluye al respirar y no evaluar los pensamientos o sonidos que pueda percibir en ese momento.

Posteriormente, se hace énfasis en “los cuatro pensamientos” que ayudarán a guiar la mente a la liberación y la iluminación. El guía de la meditación los lee y hace una pausa entre cada uno para poder analizarlos:

  1. Reconocer la oportunidad de estar en esta vida y beneficiar a numerosos seres por medio de los métodos de un Buda.
  2. Recordar la impermanencia de todo lo compuesto. Solo la mente es un espacio duradero y no sabemos por cuánto tiempo permanecerán las condiciones para reconocerlo.
  3. Entender la causalidad. Todo acto pasado tiene una consecuencia en el presente.
  4. Reconocer las razones para trabajar la mente. La iluminación es gozo y no podemos beneficiar a otros si estamos perturbados.

El guía continúa con la fase de refugio y actitud iluminada, en la que se reconoce la acogida en el Buda, sus enseñanzas y los compañeros para alcanzar numeroso beneficios y con ellos ayudar a otros. Todo eso lo va leyendo el guía según un guión ya establecido en el libro de la meditación en el Decimosexto Karmapa. A continuación se da la fase de construcción, en la que según la lectura del líder, cada quien se va imaginando la figura dorada del Decimosexto Karmapa y lo describe físicamente. Además se le pide que ayude a eliminar la ignorancia y los oscurecimientos de todos los seres y los de ellos mismos.

Aún en la fase de construcción, se describe una luz transparente que sale de la frente del Karmapa hacia nuestra propia frente, esta luz disuelve las impresiones perturbadoras en el cerebro, los nervios y los sentidos. Mientras se mantiene esa imagen mental se repite la sílaba OM. Se da una pausa y se continúa proyectando una nueva luz, esta vez roja que entra por la boca y garganta, la cual disuelve las dificultades en el habla, se adquiere consciencia del habla propia y desaparecen las palabras dañinas y confusas, y se convierte en una herramienta poderosa para beneficiar a otros. Mientras, se pronuncia la sílaba AH. Finalmente, se repite el mismo ejercicio pero con una luz azul que apunta al pecho, cuyo objetivo es disolver pensamientos perturbadores e ideas rígidas y todo se vuelve gozo. Se repite la sílaba HUNG.

Se permanece con esa imagen mental de las tres luces proyectándose al mismo tiempo y se da una pausa para que se repose sobre la unidad de todos esos fenómenos que se acaban de experimentar. Posteriormente se utiliza el mala que es una especie de collar con pequeñas esferas que sirven para contar, con cada repetición del mantra se pasa una esfera. El mantra que se repite por varios minutos una y otra vez es karmapa chenno cuyo significado es “hombre de actividad” y se repite para invocar el cuerpo, alma y mente del karmapa y así acercarse más a sus cualidades.

Finalmente, después de haber repetido el mantra, se  visualiza la imagen del karmapa con una luz de arcoíris que lo rodea y que se disuelve sobre uno mismo, como una forma de haber condensado y recibido todos los beneficios que se construyeron en la fase anterior.El buda dorado

La magia homeopática es un término que explica cómo se establecen las relaciones entre entidades o espacios para comprender algunos rituales. Está muy relacionada a dos ideas, la de magia contagiosa o contaminante que establece que por el contacto o cercanía de asociación ideas; la magia imitativa que determina que lo similar es una misma cosa. Estas dos ideas se pueden combinar constantemente con la magia homeopática. En resumen:

“la magia homeopática y contaminante pueden ser comprendidas bajo el nombre general de magia simpatética, puesto que ambas establecen que las cosas se actúan recíprocamente a distancia mediante una atracción secreta, una simpatía oculta, cuyo impulso es transmitido de la una a la otra por intermedio de lo que podemos concebir como una clase de éter invisible no desemejante al postulado por la ciencia moderna con objeto parecido, precisamente para explicar cómo las cosas pueden afectarse entre sí a través de un espacio que parece estar vacío” (Frazer, 1944, pág. 35)

Según Frazer (1944), la magia homeopática ha tenido un uso más extendido para lograr objetivos de malas intenciones, como hacer un daño o maldición a una persona no agradable. En la meditación del Decimosexto Karmapa encontramos un caso de aplicación de la magia homeopática para recibir un bien, tanto propio como para beneficiar a otros con los bienes de sabiduría obtenidos.

Se aplica la idea de la atracción secreta, en la que mediante la visualización del Karmapa hay un acercamiento con él, inclusive en una parte de la meditación se dice que tenemos al Karmapa en frente, nos mira, lo miramos y nos sonríe reconociéndonos, por lo que hay una invocación de su figura que podría traducirse en la experiencia de sentir su presencia.

La magia homeopática también tuvo aplicación en la curación y prevención de enfermedades (Frazer, 1944, pág. 39). En el caso de esta meditación, vemos que cada una de las luces proyectadas busca trabajar sobre aspectos físicos de cada persona, como su habla, sus perturbaciones mentales y sus sentimientos difíciles. Así como en épocas ancestrales se utilizaba la repetición de oraciones en rituales para curar enfermos, de esta manera la meditación invita a cada uno a ser consciente de su cuerpo y de la materialidad de este, reconocerlo y trabajar con su mente sobre él y con la ayuda del Buda y del Karmapa eliminar todo aquello que lo perjudique.

Esta técnica le da más empoderamiento al enfermo, por eso es una alternativa que muchos prefieren porque tienen más control de la situación. A diferencia de la medicina científica en la que el paciente mismo muchas veces no entiende qué es lo que tiene y solo obedece órdenes del médico. Cabe aclarar que esta meditación no es solo para personas enfermas, sino para cualquiera que quiera trabajar las propiedades de la mente.

Para casos de enfermedad, el linaje del Camino del Diamante cuenta con una meditación distinta, en la que se repite un mantra mientras se visualiza a la persona enferma o se coloca la mano sobre la parte del cuerpo que le duele. Esta meditación es la del Buda Azul, que es el de la salud. En ocasiones se realiza en grupo y todos rodean a la persona enferma y al unir fuerzas logran atraer más energías positivas para que esa persona consiga la sanación. El mantra es  teyata om bekanze bekanze maha bekanze bekanze radza samudgate soha que trabaja sobre la eliminación del dolor e invoca las energías para que las condiciones internas de la mente del enfermo que lo condicionen a ese  padecimiento desaparezcan, así, si internamente no hay condiciones que permitan la enfermedad, esta desaparecerá.BUDA AZUL

La meditación es entonces un ejemplo de magia homeopática en el sentido de que la cercanía de otras personas ya sea físicamente como con la imposición de las manos en la meditación del Buda Azul, o con el acercamiento al Karmapa en una imagen mental, logran producir efectos positivos en la salud y en las habilidades mentales y propiedades iluminadas de la persona.

Los mantras específicamente son un medio para lograr un efecto (Hurtado, 2014, pág. 29). Por lo que también son un ejemplo de aplicación de la magia homeopática, ya que se trata de invocación de energías, de una repetición de patrones silábicos que logran un efecto. El mantra tiene un carácter performativo, ya que con su repetición constante se consigue un efecto, que en este caso puede ser recibir las propiedades de un líder espiritual y acercarse más a la sabiduría, y en el caso de la meditación del Buda Azul obtener directamente un beneficio curativo.

 

Conclusiones

                La medicina científica es la forma de conocimiento sobre la salud más legitimada y reconocida en la cultura occidental. Esto debido en parte a la extensión del pensamiento positivista y la veracidad casi incuestionable del método científico durante el siglo XX, como parte de eso se extendieron políticas sanitarias en muchas repúblicas y así, en su vinculación con el poder, la medicina científica tomó el monopolio del conocimiento sobre la salud.

Esta situación está empezando a experimentar un cambio, ya que se ha cuestionado qué tan veraz o confiable es el estudio de la salud y las enfermedades desde esa perspectiva. Se han evidenciado casos de curación y soluciones a padecimientos mediante métodos alternativos, como la meditación, a problemas que la ciencia no supo resolver.

Lo que en una sociedad se entiende por salud, enfermedad y medicina es fundamental para determinar el tipo de enfermedades que sufre una comunidad y cómo son tratadas. Si la concepción inicial que se tiene del ser humano es meramente científica, entonces todo lo relativo a él se tratará desde ese enfoque. Justamente el enfoque de la medicina científica es lo que ha dejado de convencer a los pacientes. Ya que se centra únicamente en la enfermedad y es totalmente impersonal, no se analiza la integridad de elementos que intervienen en la salud de un paciente, sino en el fenómeno patológico que está experimentando y se aplica la medida científica para atacarlo, ya sea medicamentos, cirugías u otro tipo de tratamiento. Mucho menos se piensa en el origen y corrección de hábitos que llevaron a esa condición. Aunque debemos reconocer que en los últimos cinco años, el sistema de salud pública costarricense ha incrementado las campañas educativas y de vacunación preventiva ya que la CCSS ha comprendido que como entidad aseguradora, es menos  costoso financiar la prevención que la enfermedad.

Por eso  se perciben como totalmente distintas y polarizadas la medicina científica y la tradicional y natural en cuanto a su manejo de las enfermedades, ya que parten de ideas totalmente distintas del ser humano. Con la meditación, queda claro que la persona debe ser consciente de su naturaleza  y la de su mente para poder beneficiarse de los efectos de la meditación. Caso contrario no podrá comprender el ejercicio si no interioriza ciertas ideas. Es decir, la meditación es un medio para que el mismo paciente logre identificar el origen de sus padecimientos y trabajar desde la mente y con la ayuda del Karmapa para solucionarlos.

Se ha desarrollado un fenómeno cultural en el que hay  un retorno a las prácticas milenarias como la meditación, específicamente analizamos la meditación en el Decimosexto Karmapa que busca obtener beneficios físicos y mentales mediante la evocación mental de imágenes de un líder budista que comparte con los meditadores sus cualidades para que las usen en su beneficio y el de otros seres.

Las meditaciones se componen de ciertas fases de preparación mental sobre los procesos que se están experimentado, y posteriormente se da la repetición de los mantras que es un medio para obtener un beneficio o resultado. Así, tanto el ejercicio meditativo como la fase de repetición del mantra, son ejemplos claros de magia homeopática en la que se invocan fuerzas y energías que están presentes en el espacio de la mente para que logren beneficios a nivel físico. Por eso muchas personas han manifestado que la meditación les ayuda a tener consciencia de los fenómenos que suceden en su cuerpo y comprenderlos mejor, por lo que esta consciencia es como una barrera que no permite que perturbe a la persona.

Si se analiza la meditación en el Decimosexto Karmapa, hay ejemplos de magia por cercanía, en el que tener en el espacio de la mente a la figura del Karmapa cerca, mirando al meditador, hace que él comparta sus cualidades de sabiduría y ayude a que se reproduzcan en uno mismo. Los mismos mantras son ejemplos asimilables a las oraciones que se realizaban en ritos ancestrales para hacer caer una maldición sobre alguien, con la diferencia de que en este caso se utilizan para el bien propio y de los demás seres.

Por otra parte, la meditación es un método curativo no invasivo como en la medicina científica, no hay evaluaciones médicas exhaustivas, ni medicamentos o cirugías, sino que hay un trabajo que se origina desde la mente para transmitir los beneficios. Cabe aclarar que muchos budistas reconocen que en algunos problemas serios como el cáncer, la meditación no ejerce ese poder “milagroso” de erradicar un tumor, pero sí sirve como medida complementaria para que el paciente mejore la afectación emocional y psicológica que sobre él puede causar la enfermedad. Por eso hablamos de que en cierta medida, los dos ámbitos de saber de la curación son complementarios, uno trabaja a nivel físico y el otro a nivel de las emociones perturbadoras que pueden ocasionar una enfermedad.

Algunos factores culturales han determinado la inclinación por la meditación como método curativo. Por ejemplo, esta idea del cuerpo cosmos que se reproduce en el budismo está más en relación con el medio que lo rodea y lo comprende, y por tanto es más ecológico, lo que tiene sintonía con la tendencia ecológica que se ha desarrollado en los últimos años, ya que el ser, al estar consciente de la importancia de su relación con el medio para su propio bienestar, procurará cuidarlo más. Así que este puede ser un motivo más que fomente la preferencia por la medicina alternativa en lugar de la científica.

Bibliografía

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Hurtado, V. (2014). Conciencia y emoción en la meditación con mantras del budismo tibetano. Chile: Universidad de Chile.

James George, F. (1944). La Rama Dorada. México, D.F.: Fondo de Cultura Económica.

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