Introducción
Actualmente, el ser humano tiene acceso a multiplicidad de textos culturales cuyo auge se debe al crecimiento y alto alcance de los medios de comunicación y plataformas virtuales a las cuales se tiene acceso gracias a internet. Uno de esos servicios de stream es Netflix, en donde hay diversidad de series que encantan a diferentes públicos y cuyo éxito ha ido en aumento. Muchas de estas series o películas presentan críticas hacia problemas o hechos sociales y, por ende, vienen cargadas de simbolismos posibles de ser analizados.
Para este trabajo, se toma como referencia la serie El mundo oculto de Sabrina, específicamente la primera temporada, para hacer un análisis respecto a diferentes simbolismos presentes en esta y para poner en diálogo la teoría de Mirchea Eliade respecto a la Teoría de la religiones en donde se refiere a conceptos como el mito, el rito, las hierofanías, lo sagrado y lo profano, la magia, etc. Dichos conceptos y simbolismos se abordarán partiendo de la hipótesis de que la manifestación satánica ocurre paralela a la práctica cristiana, es decir, hay equivalencias entre estas.
Antecedentes
La serie de Netflix El mundo oculto de Sabrina es una producción estadounidense lanzada en el 2018 (primera temporada). Al año siguiente se estrenó la segunda temporada y más adelante habrá una tercera. Está basada en el cómic que escribió Roberto Aguirre-Sacasa, dibujado por Robert Hack en el 2014 (López, 2018). Anteriormente, hubo otra serie llamada Sabrina, la bruja adolescente, una producción noventera que se extendió a lo largo de siete temporadas que empezaron en 1996 y culminaron en el 2002. Ambas series tienen aspectos en común, desde el nombre de la protagonista y otros personajes, hasta ciertos sucesos de la trama como tal, porque la versión de los noventa tiene una función más didáctica y los hechos son menos tenebrosos que la actual.
En fin, dado que en este trabajo se partirá de elementos de la primera temporada de la producción de Netflix, es necesario referirse a cuestiones generales en torno a la trama de esta. La historia gira en torno Sabrina, a una joven, mitad bruja, mitad mortal, que está a punto de cumplir 16 años, y al hacerlo, deberá firmar el Libro de la Bestia, para, de esta manera, consagrar su vida a Satán, o Señor Oscuro, lo cual es parte de un ritual de las brujas. A lo largo de esta temporada, Sabrina se debate entre si su supuesto destino como bruja será el correcto o si mejor debería seguir llevando su vida normal como mortal, así que su vida se desarrolla bajo estas dos realidades.
De acuerdo con Morillo (2018), en esta versión Sabrina se presenta como la joven cuya virtud más importante es que todo lo cuestiona, dado que no comprende por qué debe elegir entre un camino y otro y porque constantemente la quieren opacar por el hecho de ser mujer, limitando su voz y voto, situación que para ella es absurda y esto la lleva a tener diferentes conflictos con los adultos que la rodean. Por su parte, Morillo expone que Sabrina no se siente libre de elegir y actuar bajo los principios con los que creció, porque, prácticamente, está siendo obligada a entregarse en cuerpo y alma al Señor Oscuro, y con esto tendría que someterse a una hegemonía masculina en donde las mujeres son controladas y destinadas a obedecer, pero Sabrina siempre buscará la manera de transgredir las imposiciones de la sociedad en la que se desenvuelve.
Asimismo, Tones (2019) resalta que esta versión de la serie es más oscura por su acentuación hacia las prácticas y simbolismos diabólicos, en donde se invierten los preceptos de las religiones establecidas y se privilegian los rituales oscuros al punto de normalizar las prácticas satánicas y el culto a lo siniestro. Este desdoblamiento del cristianismo se ve reflejado en los rituales (bodas, bautizos), juegos de palabras y frases hechas para cambiar las referencias cristianas y matizándolas hacia lo perverso y blasfemo.
¿Por qué analizar esta serie?
La serie es relativamente reciente y ha tenido bastante aceptación por parte de los seguidores de Netflix y está llena de simbolismos y fenómenos por analizar; es decir, hay mucha tela que cortar, y es por esto que se visualiza como un objeto de estudio posible de ser estudiado desde múltiples perspectivas y líneas de análisis, desde la psicología, la sociología, teoría de las religiones, antropología, el dialogismo de Bajtín, etc.
Debido a lo anterior, se parte, principalmente, de la Teoría de las religiones de Mirchea Eliade desde donde se pueden analizar múltiples aspectos desarrollados a lo largo del curso de Tradición Oral, tales como el mito, el rito o ritual, lo sagrado y lo profano, la magia, etc. Es por esto, que se plantea como objetivo general: interpretar la serie de Netflix El mundo oculto de Sabrina a partir de la teoría de las religiones, principalmente, de Mirchea Eliade con el fin de evidenciarla como un instrumento comparativo entre las prácticas satánicas y cristianas.
En cuanto a los objetivos específicos, primero, es necesario identificar los simbolismos satánicos en la serie para relacionarlos con los símbolos cristianos. Además, se deberá interpretar estos símbolos para contextualizar su uso dentro de las prácticas sagradas y profanas. Por último, establecer las repercusiones de las prácticas satánicas dentro de la serie con el fin de determinar su rol en la sociedad actual.
Simbolismos y análisis
En primer lugar, hay que referirse al concepto de religión y, al respecto, Hak y Gosse (2013) dice que ha sido un mecanismo empleado por la sociedad para enfrentar la incertidumbre existencial, primado por la creencia en seres sobrenaturales (p. 1). De acuerdo con lo anterior, en la serie se reconoce la forma en que, al igual que en el cristianismo, hay una organización dedicada al culto de un ser sobrenatural, en este caso, Satán, y como brujos y brujas se forman en la Escuela de Artes Oscuras y se reúnen en la Iglesia de la Noche para celebrar el culto al demonio, que en el cristianismo equivaldría a asistir a catequesis por cierta cantidad de años y congregarse en la iglesia para celebrar la misa como culto que se le rinde a Dios.
En relación con lo anterior, hay que referirse a lo que Eliade desarrolla como lo sagrado y lo profano. Al respecto, el autor afirma que en torno a las definiciones que existen, en común hay que lo sagrado o referente a la vida religiosa se opone a lo profano o forma de vida secular (p. 25). Es decir, podemos partir de que el Cristianismo viene a ser la fiel representación de lo primero y el culto al demonio se conforma como la viva expresión de lo segundo, tal y como se ve en la serie, en donde los miembros de la Iglesia de la Noche. Denominaciones como la “Corte Sacrílega”, “Trío infernal”, “Alabemos a Satán”, llamarse a sí mismos profanos, entre otras, son un claro ejemplo de la profanidad que caracteriza a este aquelarre.
Asimismo, Eliade se refiere a lo que se conoce como hierofanía, y es por esto que cabe rescatar lo siguiente: “Lo que nos atestigua la existencia real de esas modalidades es que una hierofanía se vive e interpreta de una manera diferente por las élites religiosas y por el resto de la comunidad” (p. 31). De acuerdo con esto, hay que destacar que las prácticas satánicas en las que incurren las brujas son consideradas como profanas desde el punto de vista cristiano, pero bien es cierto que para la Iglesia de la Noche todos sus preceptos son también sagrados, si se desdobla lo sagrado hacia una connotación negativa.
En torno a lo anterior, cabe destacar lo que Eliade define como ambivalencia de lo sagrado, donde “No puede uno acercarse sin riesgos a un objeto maculado o consagrado cuando se está en condición profana, es decir cuando no se está preparado ritualmente” (p. 39). Entonces, aunque las prácticas oscuras de las brujas destacan por ser profanas, también se conforman como sagradas si partimos de que los rituales, ceremonias y demás prácticas que llevan a cabo son para ellas las formas de manifestar y concretar su culto a Satán.
Por su parte, en lo que concierne al concepto de ritual, Eliade especifica que “En realidad, el ritual por el cual construye un espacio sagrado es eficiente en la medida que reproduce la obra de los dioses.” (p. 20); es decir, que para concretar un evento como sagrado hay que ritualizarlo, de ahí que el autor afirme que el espacio sagrado se construye ritualmente. En la serie existen diversos espacios sagrados en donde se reúne el aquelarre, como lo son la Escuela de las Artes Oscuras (en la que llevan a cabo la práctica de magia negra), La Iglesia de la Noche (en donde celebran el culto a Satán equivalente a una misa cristiana, en la cual, incluso, reciben la comunión profana), el bosque en el cual se lleva a cabo el bautizo oscuro de Sabrina, que paralelo al bautizo cristiano, representa el paso a ser hija del dios supremo (Satán para las brujas) y, por ende, la consagración a este y la sumisión a sus designios y mandamientos.
Ahora bien, otro aspecto importante de destacar es la concepción del mito, que de acuerdo con Eliade: “El mito, cualquiera que sea su naturaleza, es siempre un precedente y un ejemplo, no solo en relación con las acciones (“sagradas” o “profanas”) del hombre, sino también con relación a su propia condición.” (p. 372), al mismo que agrega que “…en efecto, toda una serie de mitos, al mismo tiempo que relatan lo que hicieron in illo tempore los dioses o los seres míticos, revelan una estructura de lo real inaccesible a la aprehensión empírico-racionalista.” (p. 373). Todo esto permite entender las apariciones de figuras míticas a lo largo de la serie, como el demonio desde que fue exiliado por Dios del paraíso, Lilith como la mujer expulsada del Paraíso por cuestionar el mandato divino, las brujas, los demonios, ángeles, etc.
Respecto a la figura del demonio, de acuerdo con Coronas (s.f.), en Europa Occidental durante las prácticas brujeriles se representa al diablo como “un hombre de piel negra, ojos espantados y terribles… un traje de buena calidad, en la cabeza cuernos de macho cabrío… Se suele ver vestido de modo tétrico, de rostro rojo y llameante, y siempre se suele declarar su aspecto feo y espantoso.” (pp. 240-241). Aunque esta descripción no coincida 100% con la que se muestra en la serie, se pueden encontrar la mayoría de estos rasgos en la figura que aparece: macho cabrío, con cuernos, aspecto tenebroso, etc. Además, Satán representa para las brujas lo que Jesucristo para los cristianos, así que aquí lo ominoso es más bien lo natural y no se ve con temor ni asco.
Asimismo, cabe recalcar que uno de los símbolos más sobresalientes dentro de la serie es el pentagrama invertido, que de acuerdo con Porter (2006, p. 257), es una estrella de cinco puntas con dos de ellas hacia arriba y una hacia abajo, formando así la figura de un macho cabrío, que es la manera en la que se representa a Satán, simbolismo que funge como uno de los ejes centrales para el satanismo. Además, se hace uso de la cruz invertida, como burla hacia lo que ellos llaman “Falso Dios”, y simboliza la deshonra que se hace en torno a la figura de Cristo crucificado, la rebelión ante el dios de los mortales, mismo que desterró a Lucifer del cielo y contra el cual blasfeman las brujas y brujos.
De acuerdo con lo anterior, conviene referirse a lo dicho por Eetessam (2009), el cual presenta una aproximación al mito de Lilith y a la configuración de la femme fatale. Al respecto, menciona que “Su nombre original en acadio es Lilitu, que proviene de la palabra “lil”, que en este idioma significa “viento” o “espíritu”. Su traducción dio probablemente origen a una confusión, pues “lil” en hebreo significa noche” (p. 230). Esto es importante de traer a colación porque en la serie está representada la figura de Lilith por medio del personaje de la Señorita Wardwel, cuyo cuerpo fue usurpado por este demonio para inflitrarse en el mundo de los mortales y así influir en Sabrina para que se cumpla la profecía en la que esta joven reinará el mundo de los humanos al lado de Satán. La idea es que Sabrina se convierta en la nueva esposa del Señor Oscuro, es decir, vendrá a ser una nueva Lilith o madre de los demonios.
Respecto a la femme fatale, en la serie se ofrece una perspectiva de las brujas como seres poderosos, practicantes de la magia negra, que emplean sus hechizos para incidir negativamente tanto en los humanos como en las demás brujas, incluso, pueden ser mujeres seductoras, promiscuas, perversas, etc., y esto se representa como normal para ellas, y es así, que la bruja se representa como “la mujer fuerte y dominante que, con su embriagadora belleza, conduce a los hombres, víctimas débiles ante sus perversiones, hacia el desastre y el infierno.” (Eetessam, 2009, p. 236), es decir, como fiel representación del arquetipo de femme fatale.
Ahora bien, conviene destacar la importancia y simbología que tienen los colores y su predominancia en las diferentes escenas, fondos y diversos elementos a lo largo de la serie, para lo cual, cabe referirse a los tres más predominantes y simbólicos (el rojo, el negro y el blanco) dada su relación con todo lo que se ha hablado anteriormente como la representación del arquetipo de femme fatale, la figura de Satán y la oscuridad en torno a las prácticas del aquelarre, contrapuesto a la luz y prácticas que conducen hacia el camino del bien según el cristianismo.
En primer lugar, el color rojo es muy sobresaliente y su simbolismo es vasto. De acuerdo con Heller (2008), existe una amplia gama de matices y significaciones para este color. La autora lo define como el color primigenio, el primero en ser nombrado, el que más se le viene a la mente a las personas de forma espontánea cuando se les pregunta por un color, cuyo simbolismo “está determinado por dos experiencias fundamentales: el fuego es rojo, y roja también es la sangre.” (p. 53) y su significado es existencial, tomando una connotación universal que hace que en todo el mundo se comprenda bien su significado.
Asimismo, se puede observar que en elementos como las velas del queque de Sabrina, el libro de hechizos que usa, las vestimenta que a veces porta, los labios y demás, son muy sugestivos y se nota que detrás de esto hay una intención de representar algo, es decir, trata de evitar que dichos elementos pasen desapercibidos, pues, “ópticamente, el rojo siempre se sitúa delante”, tal y como lo expresa Heller (2008, pp. 60-61). De la misma forma, se puede ver dichos elementos como representación de lo prohibido y lo peligroso (Heller, 2008, p. 66), puesto que, en el caso de las velas, significan que luego de su cumpleaños 16, Sabrina se volverá integrante plena de la Iglesia de la Noche, cruzando la línea de lo perverso y convirtiéndose en la femme fatale que sirve al demonio, de ahí también el color de sus labios, de su blusa y del libro que sostiene, como se ve en la imagen de arriba.
Además, siguiendo los principios que expone Heller (2008), el rojo simboliza la seducción, la sexualidad y el erotismo, lo cual se evidencia muy bien en el papel que juega Sabrina como femme fatale en medio de dos jóvenes que la pretenden y en el destino que le espera luego de su bautizo de sangre. También, hay que agregar que, en conjunto con el negro (p. 68), la autora afirma que el rojo remite a lo pecaminoso, a lo inmoral, como la vida de las brujas, representado con la imagen de Sabrina vestida de rojo, que se corresponde con la mujer del Nuevo Testamento que la autora menciona y dice que se describe como la “madre de las fornicaciones”, imaginada como una reina “enjoyada de oro”, misma que llegaría a ser Sabrina una vez cumplida la profecía y que también se corresponde con la figura de Lilith.
Ahora bien, ya introducido el color negro con una connotación pecaminosa, conviene ahondar un poco más respecto a sus significaciones. Heller (2008, p. 132) expone que el negro simboliza lo misterioso y lo malo, asociado también a la magia negra que “conjura los poderes del diablo: en las “misas negras” forma parte del culto de aquellos supersticiosos que esperan ayuda del mal”, lo cual remite a las prácticas que como bruja, Sabrina ejerce, y de ahí que en las escenas y diversos elementos predomine el negro, que representa la oscuridad del mundo que sirve al demonio, del cual Sabrina formará parte, plenamente, luego de cumplir los 16 años y participar en el bautizo de sangre.
Además, qué mejor manera de representar lo profano que a través del negro, y como bien se ve a lo largo de la serie, las prácticas brujescas se caracterizan por estar rodeadas de oscuridad, pues sin duda representa la oposición y transgresión hacia lo impuesto por el Dios del cristianismo.
Por su parte, el color blanco también tiene protagonismo, en especial en la que Sabrina porta una vestidura blanca el día de su bautizo oscuro y al final de la temporada cuando después de firmar el Libro de la Bestia su pelo se torna blanco, esto porque, tal y como afirma Heller (2008, p. 155), este color simboliza el comienzo, lo nuevo, es decir, el inicio del camino dentro de la Iglesia de la Noche para Sabrina, bautizada y dispuesta al servicio de Satán. De ahí que usa esa vestimenta el día del rito de iniciación (en su cumpleaños), acto paralelo al celebrado en el cristianismo, y al llegar al lugar de la ceremonia, el vestido se vuelve negro, porque, ciertamente, dicho rito también significa la unión matrimonial de las brujas con el demonio. Es por esto, que además el pelo de la joven cambia de rubio a blanco, simbolizando la adquisición de un nuevo poder y el inicio de su camino al servicio de Satán y hacia el cumplimiento de la profecía.
Conclusiones
Como se ha podido ver, la serie está cargada de simbolismos y aún queda mucha tela que cortar. Este trabajo se torna como un precedente para los distintos análisis que pueden hacerse desde diferentes líneas teóricas, puesto que la producción cuenta, actualmente, con dos temporadas y una tercera en camino, proporcionando suficiente material para ser abordado desde la sociología, la semiótica, la psicología y diferentes corrientes teóricas propuestas para analizar textos culturales como lo carnavalesco y el dialogismo desde Bajtín, el mito del eterno retorno y demás propuestas teóricas de Mirchea Eliade como la que se trabajó aquí, en fin, el análisis puede profundizarse aún más desde diferentes líneas teóricas.
Por su parte, como se pudo ver, en la serie ocurre un paralelismo entre las manifestaciones satánicas y las prácticas satánicas, donde cada ritual o simbolismo podría asociarse de una u otra manera con ambas caras de la moneda. De hecho, puede decirse que al ver la serie es imposible no establecer este tipo de relaciones, porque la deconstrucción que se hace del cristianismo a partir de las prácticas cristianas es muy evidente.
Con esto, surge una interrogante al respecto: ¿Hasta qué punto se normalizan las prácticas satánicas de tal manera que se rompe con el tabú y prejuicios que hay al respecto? Esto porque, a pesar de que se ve la serie con cierta predisposición, las prácticas brujescas, aunque se pintan como negativas, funcionan para hacer el bien, pero también hasta cierto punto la perversión allí presentada se puede llegar a ver como algo normal y no chocante y se sabe que en la vida real dichas prácticas profanas existen, mayoritariamente, para generar algún tipo de mal. Entonces, hasta qué punto la línea del mal se puede cruzar sin que necesariamente eso esté mal, como se representa con la figura de Sabrina.
Referencias bibliográficas
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Hak, D. y Gosse, L. (2013). Sociología de la religión. Recuperado de http://www.sagepub.net/isa/resources/pdf/Sociology%20of%20Religion%20-%20Spanish.pdf
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Haz clic para acceder a eliade-m-1957-lo-sagrado-y-lo-profano.pdf
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Tones, J. (2019). Las escalofriantes aventuras de Sabrina’: un auténtico caramelo satánico disfrazado de comedia adolescente. Recuperado de https://www.espinof.com/criticas/escalofriantes-aventuras-sabrina-autentico-caramelo-satanico-disfrazado-comedia-adolescente